Durante 2011 se produjeron más de 100 movilizaciones estudiantiles en tan sólo 4 meses. Un total de 17 universidades y cerca de 600 colegios estuvieron en toma. Los jóvenes exigían cambios profundos al sistema educacional, principalmente a nivel superior, pues argumentaban que los costos para las familias están entre los más altos del mundo. Ellos se basaban, por ejemplo, en datos de la OCDE que muestran que la proporción del ingreso que los egresados chilenos destinan a pagar créditos universitarios es entre 3 a 5 veces mayor que el de sus pares en otros países de la OCDE. En el caso de Chile esta proporción alcanza cerca del 18%, mientras que en Suecia, Estados Unidos, Alemania y Nueva Zelanda es menos de 7%.